viernes, 17 de agosto de 2007

La burra y la flaca

Gary Fisher, Joe Breeze y Charles Kelly eran tres americanos intrépidos que en los años 70 se dedicaban a hacer carreras de bicis por las agrestes montañas de California. Fueron modificando sobre la marcha la bicicleta tradicional para adaptarla a estos terrenos. Sin quererlo, inventaron a mediados de los 70 lo que hoy se conoce como bicicleta de montaña.

Hoy en día la mayor parte de las bicicletas que se venden son de montaña, aunque la mayor parte nunca llegan a utilizarse en estos terrenos. Esto sucede porque lo que llama la atención de las mismas no es sólo su funcionalidad sino su estética. La bicicleta de montaña es una de las máquinas que más ha evolucionado. Desde la pesada bicicleta de Fisher de más de 20 kilos, a las máquinas full-carbon de menos 7 kilos que se pueden adquirir hoy en día hay toda una serie de avances tecnológicos espectaculares. Las bicis de montaña no sólo se compran por su tecnología sino que entran por la vista. Las piezas que las componen son muy bonitas y en su confección participan no sólo ingenieros sino diseñadores. Es normal entrar en una tienda especializada en bicicletas y ver una vitrina con una exposición de potencias (es una pieza de entre 10 y 12 cm que conecta la columna de dirección con el manillar), de manillares o de bielas, todos con su brillo metálico que atrae como un imán a los amantes de estas máquinas.

Los forofos de la bicicleta de montaña se autodenominan “bikers” y con su “burra” forman un conjunto compenetrado. No suele haber dos burras iguales, ya que cada biker personaliza sus componentes a su gusto, ya en el momento cuando la adquiere, o bien a posteriori para mejorar sus prestaciones. Aunque para un neófito pueda parecer que todas las bicis son más o menos iguales, nada más lejos de la realidad. El cambio de una pieza de la bici supone un cambio en su comportamiento. Esta diferencia se aprecia de forma clara cuando la bici se somete a unas condiciones extremas, por ejemplo bajando una empinada y peligrosa pista forestal repleta de piedras, arena, baques, barro o toda una serie de traicioneros cambios del suelo por donde va pisando.

Los bikers suelen salir en grupos, lo cual es mucho más divertido y además en caso de problemas o accidente siempre tienes alguien que te ayude. Sin embargo el deporte es claramente individual. En la bicicleta de montaña se suele rodar respetando una buena distancia con el ciclista que nos precede para poder visualizar claramente las irregularidades del terrero o poder reaccionar ante un movimiento inesperado de dicho ciclista. El deporte combina la habilidad, el equilibrio, el arrojo, la fuerza y la resistencia física. Cuando estos tres californianos lo inventaron, construyeron un deporte claramente diferente al de la bicicleta tradicional.

El ciclismo tradicional, es el ciclismo de carretera, el del Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España. Este deporte lo conocemos todos desde siempre. Apenas ha cambiado en los últimos 50 años. Las bicicletas son muy parecidas, aunque han mejorado los materiales y se ha perfeccionado el sistema de cambio de marchas. Los nuevos materiales y el empleo generalizado de fibra de carbono y titanio han permitido reducir su peso enormemente, tanto que hoy en día la UCI ha tenido que poner freno a esta evolución para asegurar la igualdad entre equipos, poniendo cota mínima al peso de una bicicleta para competiciones oficiales. Este peso es de 6,8 kilos, por lo que algunas bicis necesitan ser lastradas con plomo.

Al igual que las burras, las flacas también tienen su marketing. Conozco aficionados que han invertido en su flaca más de 6000 euros. Igualmente cada aficionado se personaliza su maquina y generalmente la mima, la cuida y la lleva al mecánico al menor indicio de fallo.

A diferencia del ciclismo de montaña, el de carretera es un deporte mucho más de equipo. Aquí no es necesario guardar una distancia con el ciclista que te precede, sino al contrario, se intenta ir muy pegado (ir a rueda) para aprovechar el efecto de corte de viento que provoca el de delante y así reducir la fricción del viento propia. De esta forma el ciclista que va el primero de la fila, es el que “tira”, el que sufre el mayor rozamiento del viento y por tanto el que tiene que desarrollar un mayor esfuerzo físico. Cuando el que tira ya está cansado es relevado por un compañero que lo adelanta suavemente colocándose delante y adoptando ahora el papel de cabeza del pelotón. Estos relevos se van sucediendo entre los componentes del equipo de ciclistas o compañeros de salida. Cuando se va a rueda no se puede observar apenas el pavimento que te precede, por lo que el cabeza de pelotón es el que tiene que avisar al resto de posibles obstáculos en la carretera (un bache, una piedra, un animal muerto, etc). Cuando se sube un puerto fuerte, la velocidad baja considerablemente, entonces el efecto del viento no es tan importante y el pelotón puede romperse, ya que cada ciclista puede subir a un ritmo diferente.

Dos ruedas y dos pedales, pero dos deportes bastante diferentes: la habilidad, el arrojo, el individualismo del ciclismo de montaña y la constancia, la capacidad de sufrimiento físico y el espíritu de equipo del ciclismo de carretera. Dos máquinas: la burra y la flaca.

jueves, 2 de agosto de 2007

Su primera McVez

A principios de los 80 abrió en la plaza del Ayuntamiento de Valencia el primer Burguer King de la ciudad. En Madrid lo había hecho el año 1975, como aparece fielmente reflejado en la serie de TVE, Cuéntame como pasó. Entonces resultaba un sitio caro para los precios que se podían encontrar en los bares de la ciudad. Recuerdo que apareció una promoción mediante la cual llevando un bonobús usado y comprando un Whopper te regalaban otro. De esta forma salía un poco mejor de precio y recuerdo que iba algunas veces con mi mejor amigo a merendar aprovechando esta oferta.

Posteriormente al Burguer King entró en Valencia y en España el McDonnals y fue comiéndole terreno poco a poco al Burguer King, en la tónica de lo que sucede en el resto de España y del mundo. McDonnals viene a tener el doble de restaurantes (como los llaman ellos, aunque yo los llamaría bocaterías) que Burguer King.

¿Y a que viene a cuento esto?

Pues a algo curioso y que me hizo reflexionar lo suficiente como para ponerlo en el blog. Mi padre que ya está jubilado, no había ido nunca a ninguno de estos establecimientos, como muchas otras personas mayores que han mirado siempre con desconfianza y recelo estos sitios. La tarde del domingo pasado se presentó en mi casa de visita mi padre, junto con mi madre y otro de sus nietos y sobrino mío. Al rato, me propuso invitarnos a todos (junto con mi nano y mi mujer) a cenar al McDonnals.

Me quedé un poco sorprendido. Mi padre no me había llevado nunca a un Mac cuando yo era un adolescente, y si se lo hubiera pedido me habría mandado a paseo por la vía rápida. ¡Y resulta que ahora quiere llevar a sus dos nietos! Esto viene a reforzar el tópico de que los abuelos miman a los nietos y hacen con ellos todo lo que les negaron a sus hijos. En estos tres últimos años he comprobado con mi hijo y mi sobrino el tópico de que (en general) los abuelos malcrían a los nietos (sobre todo a los primeros).

Fuimos primero al Burguer King porque el que hay aquí en la playa tiene zona de juegos infantiles, pero había mucha cola para pedir y estaba muy mal organizada, lo que quitaba las ganas de esperar. En general he comprobado que los Burguer están peor gestionados que los Mac. Así que tomé la decisión de no hacer la cola (yo tengo muy poca paciencia para las colas, como mi padre) y nos fuimos al Mac. Esto era otra cosa, mucho mejor organizada la cola, más ágil y rápida y una sensación de más calidad del establecimiento.

Tocaba pedir, y mi padre me dijo que le pidiera lo que yo quisiera que él no tenía ni p*** idea. Mi madre me señaló la ensalada Cesar. Mi mujer y mi hermana ya sabían que hamburguesa querían y para los niños pedimos por supuesto el menú infantil. Todo con su bebida y sus patatas subió unos 37 euros.

Y aquí viene el dato interesante: cuando entraron en España resultaban caros, a día de hoy son más baratos que cualquier barecito de poca monta. ¿Qué ha sucedido? Según mi opinión varias cosas:

La materia prima de alimentación a día de hoy resulta muy barata comparada con la logística de llevarla a un sitio o a la mano de obra para cocinarla y servirla. Estas cadenas saben mucho de esto y consiguen con una gestión impecable, mantener un precio barato con un buen margen de beneficio. Además la mano de obra de la que se nutren no necesita mucha cualificación porque los procesos de elaboración están muy estudiados para que sean sencillos y fáciles de aprender. De esta forma subiendo los precios lo justo cada año (el IPC), consiguen llevar el negocio adelante y aumentar la clientela. Por otro lado, los bares de toda la vida con la entrada del euro subieron los precios muy por encima del IPC, por lo que se pusieron en desventaja de precios frente a estas cadenas.

Pese a la desconfianza, mi padre se comió toda la hamburguesa (un McRoyal) e incluso comió patatas, eso si, con cerveza, los refrescos son sólo para el cubata. Luego tomó un café, que me dijo que estaba bastante aceptable. Los niños estaban contentos con su juguetito y luego se relamieron con el cono de helado.

Muchos estaréis pensando en el concepto de la comida basura, las críticas que se vierten contra estos establecimientos y todas las campañas que se hacen sobre la bollería que se le da a los niños, etc, etc. Sobre la alimentación se están vertiendo en TV y prensa una serie de mitos y medias verdades que pueden despistarnos.

El tigretón, el phosquitos y la pantera rosa ya existían hace 30 años y tenían una composición incluso menos saludable que la de los bollicao de ahora. Idem con el clásico bocadillo de blanco y negro. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué hay ahora tantos niños obesos? Pensad, pensad, … Esto es materia para otro blog .