A principios de los 80 abrió en la plaza del Ayuntamiento de Valencia el primer Burguer King de la ciudad. En Madrid lo había hecho el año 1975, como aparece fielmente reflejado en la serie de TVE, Cuéntame como pasó. Entonces resultaba un sitio caro para los precios que se podían encontrar en los bares de la ciudad. Recuerdo que apareció una promoción mediante la cual llevando un bonobús usado y comprando un Whopper te regalaban otro. De esta forma salía un poco mejor de precio y recuerdo que iba algunas veces con mi mejor amigo a merendar aprovechando esta oferta.
¿Y a que viene a cuento esto?
Pues a algo curioso y que me hizo reflexionar lo suficiente como para ponerlo en el blog. Mi padre que ya está jubilado, no había ido nunca a ninguno de estos establecimientos, como muchas otras personas mayores que han mirado siempre con desconfianza y recelo estos sitios. La tarde del domingo pasado se presentó en mi casa de visita mi padre, junto con mi madre y otro de sus nietos y sobrino mío. Al rato, me propuso invitarnos a todos (junto con mi nano y mi mujer) a cenar al McDonnals.
Me quedé un poco sorprendido. Mi padre no me había llevado nunca a un Mac cuando yo era un adolescente, y si se lo hubiera pedido me habría mandado a paseo por la vía rápida. ¡Y resulta que ahora quiere llevar a sus dos nietos! Esto viene a reforzar el tópico de que los abuelos miman a los nietos y hacen con ellos todo lo que les negaron a sus hijos. En estos tres últimos años he comprobado con mi hijo y mi sobrino el tópico de que (en general) los abuelos malcrían a los nietos (sobre todo a los primeros).
Fuimos primero al Burguer King porque el que hay aquí en la playa tiene zona de juegos infantiles, pero había mucha cola para pedir y estaba muy mal organizada, lo que quitaba las ganas de esperar. En general he comprobado que los Burguer están peor gestionados que los Mac. Así que tomé la decisión de no hacer la cola (yo tengo muy poca paciencia para las colas, como mi padre) y nos fuimos al Mac. Esto era otra cosa, mucho mejor organizada la cola, más ágil y rápida y una sensación de más calidad del establecimiento.
Tocaba pedir, y mi padre me dijo que le pidiera lo que yo quisiera que él no tenía ni p*** idea. Mi madre me señaló la ensalada Cesar. Mi mujer y mi hermana ya sabían que hamburguesa querían y para los niños pedimos por supuesto el menú infantil. Todo con su bebida y sus patatas subió unos 37 euros.
Y aquí viene el dato interesante: cuando entraron en España resultaban caros, a día de hoy son más baratos que cualquier barecito de poca monta. ¿Qué ha sucedido? Según mi opinión varias cosas:
La materia prima de alimentación a día de hoy resulta muy barata comparada con la logística de llevarla a un sitio o a la mano de obra para cocinarla y servirla. Estas cadenas saben mucho de esto y consiguen con una gestión impecable, mantener un precio barato con un buen margen de beneficio. Además la mano de obra de la que se nutren no necesita mucha cualificación porque los procesos de elaboración están muy estudiados para que sean sencillos y fáciles de aprender. De esta forma subiendo los precios lo justo cada año (el IPC), consiguen llevar el negocio adelante y aumentar la clientela. Por otro lado, los bares de toda la vida con la entrada del euro subieron los precios muy por encima del IPC, por lo que se pusieron en desventaja de precios frente a estas cadenas.
Pese a la desconfianza, mi padre se comió toda la hamburguesa (un McRoyal) e incluso comió patatas, eso si, con cerveza, los refrescos son sólo para el cubata. Luego tomó un café, que me dijo que estaba bastante aceptable. Los niños estaban contentos con su juguetito y luego se relamieron con el cono de helado.
Muchos estaréis pensando en el concepto de la comida basura, las críticas que se vierten contra estos establecimientos y todas las campañas que se hacen sobre la bollería que se le da a los niños, etc, etc. Sobre la alimentación se están vertiendo en TV y prensa una serie de mitos y medias verdades que pueden despistarnos.
El tigretón, el phosquitos y la pantera rosa ya existían hace 30 años y tenían una composición incluso menos saludable que la de los bollicao de ahora. Idem con el clásico bocadillo de blanco y negro. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué hay ahora tantos niños obesos? Pensad, pensad, … Esto es materia para otro blog .
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