Después de un día desapacible donde no había parado de llover, salía de casa a poqueta nit bastante animado. Podía haber ido andando, pero sobre todo por la pereza de la vuelta mucho más tarde y por algo de miedo a que volviera a llover, cogí el coche. Aparqué bastante antes de llegar, porque justo en la puerta se hace difícil, por lo que el coche se quedó a dos tercios de distancia de mi casa y a un tercio de donde iba. Al salir del vehículo noté que el tiempo había mejorado mucho, las nubes casi se habían ido y empezaban a verse las primeras estrellas.
Pero la estrella de hoy todavía no había salido. Lo haría dentro de unos 25 minutos. Apreté el paso para llegar pronto y tener tiempo de tomarme un café antes de empezar. Desde lejos ya veo el tumulto en la puerta, en teoría estaban todas las entradas vendidas desde el día en que se pusieron a la venta, pero he podido conseguir una el mismo día del espectáculo. Entro y en el mostrador de taquilla pido la mía. Me la dan en un sobre junto con el resguardo de pago con tarjeta. Miro impaciente el asiento que me han dado; se que es en el anfiteatro pero no me han podido confirmar la fila. Es la 7, y un poco descentrada. Al principio me decepciono ligeramente, pero enseguida me alegro de haber podido conseguir la entrada. Me hubiera gustado tener una en platea en las primeras filas y haber podido ver de cerca a Sarah Chang, pero conseguir la entrada ya ha sido bastante complicado.
Esta temporada 2007/8 será muy interesante y plagada de buenos conjuntos y artistas en el Palau de
Pero Valencia no es el norte de Europa, y esta bóveda de cristal se hizo notar en el primer verano del edificio, generando un fuerte efecto invernadero y unas temperaturas interiores demasiado altas. Recuerdo que la oposición utilizó este fallo para criticar duramente al alcalde. El fallo se solucionó poco después instalando unas grandes cortinas deslizantes en la cristalera curvada y mejorando el sistema de aire acondicionado. Desconozco cuanto costó esto, pero estoy seguro que bastantes órdenes de magnitud menos, que todos los errores, replanteamientos, modificaciones, alteraciones, chapuzas varias, retrasos e inundaciones (esta misma semana) que ha tenido el Palau de les Arts. Pero el tema del Palau de les Arts es tan sumamente escandaloso que no da tiempo a contarlo en este blog y otro día hablaré de él y de su acústica.
Hablando de acústica, tras la construcción del Palau de
El Palau es un Stradivarius.
Es una sala fantástica, tiene una acústica maravillosa. He ido girando con la voz hacia todas las direcciones y puedo decir que es lo más bello que jamás he oído.
En la primera parte,
Durante el descanso me estuve fijando en el tipo de gente que va a estos conciertos. Generalmente personas por encima de los 50, bien vestidas la mayoría, algunas con ropas caras. Gente de mi edad prácticamente no había. Algunos adolescentes acompañados de sus padres si que vi, quizá estudiantes de algún instrumento de cuerda a los que sus padres han traído al concierto de
Sonaron las campanas y entré enseguida. Algunas personas maleducadas se retrasaron mucho en entrar, apurando el cava y los canapés que pueden comprar en el intermedio del concierto, y molestaron a la gente que estaba sentada, entre ellas una señora muy antipática que se sentaba delante de mí. Esta señora (de las que van más a lucirse que a oír música) me lanzó una mirada asesina al antes de iniciarse la primera parte porque le rocé su permanente con mi cazadora, cuando me la quité. Ahora ella nos molestaba de verdad a todos entrando justo cuando la orquesta ya estaba sentada esperando la inminente salida de Sarah.
Pero enseguida salió Sarah. Iba muy elegante con un vestido blanco de gasa hasta los pies, y un corpiño negro de encaje. Lástima que mi media dioptría no me dejara distinguir bien todos sus rasgos, pero desde donde estaba ya se intuía su belleza oriental.
Tocó las Cuatro Estaciones de Vivaldi de forma soberbia. Con algunos rasgos particulares que no había oído en ninguna de las diferentes grabaciones que tengo de esta obra universal, pero que me gustaron mucho. En el primer movimiento del Verano golpeó por dos veces el suelo con el pie. No se si lo hace siempre o fue porque pensó que como estaba en España quería darle un aire flamenco. Los movimientos más lentos los tocó bien, pero me gustaron más los enérgicos.
La gran acústica del Palau ayudó a percibir todos los detalles del timbre de su violín incluidos los ruiditos de manipulación que siempre se escapan. Era impresionante el sonido que llegaba al anfiteatro. Todo el mundo aplaudió a rabiar al final del concierto, salvo un señor de la primera fila, que es abonado y que se le conoce porque nunca aplaude.
Salí rápido para casa. La noche estaba templada y agradable, ya no había ninguna nube en el cielo, y se veían las estrellas, las pocas que el potente alumbrado público de Valencia (debe ser el más fuerte de Europa) deja apreciar.
Cogí el coche y empezaron las noticias de las 10 de M80. Daban una noticia bomba: Joan Ignasi Pla dimite y una gestora presidida por Joan Lerma se hará cargo del PSOE hasta después de las próximas elecciones. ¡Vaya! que casualidad, había estado pensando en su nombre al entrar, y ahora vuelve a sonar por otra cosa. Casualidades.