miércoles, 7 de mayo de 2008

Radio Ulldecona

Hoy ha llegado a mi e-mail una soflama de una de esas asociaciones que siguen fomentando el enfrentamiento de los valencianos con el pueblo catalán y que siguen insistiendo en que estamos dominados por una horda de catalanismo cultural que mancilla la esencia de la lengua valenciana. Para justificar su propia existencia y sentido, utilizan como pretexto una ortografía y gramática que aunque valenciana, es algo antigua por tener ya algunos siglos, pero que mezclada con algunos castellanismos asentados por la falta de escuelas y medios de comunicación en Valencià durante muchos años y junto a escribir las palabras tal como se pronuncian en un acento concreto, generalmente el de la comarca de l’Horta (Valencià Apitxat), consiguen escribir las frases de una manera un poco diferente intentando justificar lo injustificable.

A partir de este momento, por las evidencias que acabo de comentar, para ellos soy un catalanista, odio mi patria valenciana y me encanta bailar la sardana. Nada más lejos de la realidad, me encanta mi tierra, y el carácter de los valencianos. Cuando hablo me gusta hacerlo con acento valenciano y empleando las palabras y los giros que utiliza la gente de mi comarca. Además, creo que tengo una habilidad especial, para reconocer estos giros idiomáticos y utilizarlos, según la comarca de la Comunitat donde me encuentre.

Pero el motivo de esta entrada en el blog, no es entrar en polémicas sobre algo que parece evidente y que cualquiera con un mínimo de cultura y una mínima apertura mental puede apreciar, sino contar una cosa muy relaciona con esto y que fue a la vez aleccionadora y divertida.

Volvía en coche hace unos pocos días de Barcelona. Era por la tarde y circulaba por la AP-7 (€€€), que por cierto ya debería ser gratis desde principios de 2007, pero que en 1997 el gobierno central a través del ministro Rafael Arias Salgadoy con el apoyo que Eduar do Zaplana y el entonces conseller Luis Fernando Cartagena, firmaron un acuerdo con Aumar, plasmado en el Real Decreto 1674/97, por el que se prorrogaba la vigencia del peaje hasta el 2019 a cambio de una inversión de 5.000 millones de pesetas en mejoras (la salida de Terra Mítica) y una rebaja del precio del peaje entre el 30 y el 40%. Hoy han recuperado esa rebaja y muchísimo más, i tots ens ca**em en la m*re que els va p**ir cada volta que parem a la caseta.

Pero volviendo al asfalto, resulta que ya estaba aburrido del CD de la OMD que venía escuchando en el coche y decidí poner la radio. Al darle a la palanca, apareció una emisora en la que había dos periodistas hablando en Valencià. Uno era el locutor de un programa de Radio Ulldecona y el otro era un periodista de Vinarós que estaba contando desde su móvil una noticia de última hora de su pueblo. Al principio oía la noticia con interés, pues el periodista la estaba contando con tanta pasión y satisfacción y ponía tanto empeño en la misma que resultaba hasta gracioso oírle. Inicialmente no caí en el detalle pero luego me di cuenta. Ulldecona es el pueblo más al sur de Catalunya en la comarca del Montsià y Vinarós es el pueblo más al norte por la costa de la Comunitat Valenciana en la comarca del Baix Maestrat, muy famoso por sus langostinos. Una imagen de Google Maps de esta zona os dará una idea más aproximada. La salida de la AP-7 (€€€) Nº 42 ULLDECONA-VINAROS da servicio a las dos poblaciones.

La conversación entre los dos resultaba amena, y el acento de su Valencià (¿o era Català?) me resultaba agradable al oído. Encontraba un acento que era un término medio entre dos que conozco muy bien, el de La Plana de Castelló y el de la comarca de Els Ports. Si queréis leer algo que escribí sobre Els Ports, os remito a una entrada de mi blog del año pasado donde entre otras cosas hago referencia al acento del Valencià de Els Ports.

Por la conversación entre ellos, y una serie de referencias que hicieron, quedaba claro que el locutor de radio Ulldecona era natural de allí, y el de Vinarós era del poble de tota la vida. Llegados a este punto, me di cuenta que me resultaba imposible distinguir por el acento, que locutor era el de Ulldecona y cual el de Vinarós, cual era el Català y cual el Valencià.

Me hubiera gustado que la radio de mi coche pudiera grabar el programa, y haberlo enlazado aquí en un fichero MP3. En cualquier caso no hace falta, podéis oír la emisora por Internet y comprobarlo en algún momento. Además, si entras en la página web de inicio de la emisora podrás ver que tanto su programación como su cobertura radioeléctrica están orientadas a todas las comarcas fronterizas de Catalunya, la Comunitat Valenciana y Aragón. Como dicen en su web: a banda i banda del riu Sénia. Las gentes de esas comarcas limítrofes no tienen los problemas mentales que se montan algunos en el Cap i Cassal con este tema, simplemente llevan hablando entre ellos de forma natural muchos siglos.

Estaría bien, que cuando alguien intenta fomentar el odio y el separatismo lingüístico, como medida sosegadora y reconciliadora simplemente se le pusieran unas grabaciones de Radio Ulldecona. Además se podría retar a la gente, a que adivinara de que lado del río Sénia es cada una de las personas que está hablando en cada momento. Cuando hablé de la comarca de Els Ports, si que identifiqué el riu de les truites como una frontera tanto política como lingüística, pero en el caso de hoy es evidente que lo es sólo de la primera especie.

Probablemente si subiéramos un poco más al norte y bajáramos un poco más al sur, ya podríamos notar la diferencia de acentos y quizá algo en el vocabulario habitual. Alguno podría pensar que calculando el punto medio habríamos dado con la frontera lingüística entre Català y Valencià. ¿Pero que ocurre si comparamos el acento de Morella con el de Meliana? ¿O el de Meliana con el de Alcoi? La diferencia es también muy notable. Incluso dentro de una misma comarca, por ejemplo La Safor que conozco muy bien, no hablan exactamente igual en el Grau de Gandia (apitxat saforenc) que en pueblos un poquitín más al interior, como en Rafelcofer que nasalizan todas las vocales.

Recuerdo una cosa que me contaba mi abuelo, que ahora tiene casi 90 años. El es de Vilafranca (Els Ports) y en los años 60 emigró a València i montó una bodega que luego fue derivando a tienda de alimentación (tengo pendiente una entrada en el blog sobre mi infancia y la tienda de mi abuelo). Pues bien, me contaba que los clientes valenciano-parlantes del barrio de Montolivet, le decían a mi abuelo y a sus hijas que si eran catalanes. En aquella época que el Valencià en la tele y la radio no existía y que la gente viajaba poco, resultaba comprensible que aquel acento del nord de castelló tan diferente al apitxat que hablaban en l’Horta resultara extraño a la gente. Mi abuelo no decía, ni dice ni creo que dirá en los pocos años de vida que le quedan, creilles, perque en Vilafranca mai s’ha dit aixina. Tampoco dirá patates, a Vilafranca es diu “pataques” de tota la vida. Ni dirá nosatres, ni nosaltres, perque en Vilafranca es diu “natros”.

¿Es mi abuelo menos valenciano, que mi amigo Paco del Grau, mi amiga Xelo de Rafelcofer o aquel periodista tan gracioso de Vinarós que oí en la autopista charlar con el de Ulldecona?

Contra la intolerancia, la manipulación y la idiotez, “Radio Ulldecona”.

domingo, 13 de abril de 2008

Proceso aleatorio

El sentido de la vida, es uno de los conceptos filosóficos más tratados en la literatura, en los que más nos paramos a reflexionar las personas y por tanto uno de los más populares. El enfoque que cada persona tiene cuando habla u opina del sentido de la vida, está condicionado por su cultura, sus conocimientos, su forma de ser o por la temática de su trabajo o sus estudios. Este último factor, el trabajo, la actividad o los estudios (si es filólogo, historiador, médico, ingeniero, físico, etc) es en mi opinión bastante importante, o al menos interesante para analizar.

Simplemente párate a pensar si crees que un físico que estudia el origen del universo o la física de las partículas elementales, puede tener la misma visión del sentido de la vida que un poeta. O piensa si un antropólogo de los que trabaja en las ruinas de Atapuerca, o un biólogo de los que manipula el ADN de las especies, puede sentir lo mismo que el párroco de un pequeño pueblecito, o lo mismo que un terrorista que se inmola en un atentado.

Yo creo que no piensan lo mismo. Pero hay mucho más. Volviendo a estas profesiones punteras, imaginaros lo que deben pensar aquellos que están tratando con las claves de la vida, los físicos que ya tiene prácticamente claro como se formó el Universo, que cada dato que envía una sonda espacial, cada medida que realiza el último telescopio, viene a confirmar y a concretar en cifras el momento del BigBang, las cantidades de masa, el tamaño y la composición del Universo. Si nos vamos del lado de la biología, nos damos cuenta que los humanos no somos más que unos animales un poco más evolucionados. Nuestro ADN es común en gran medida al de una mosca y prácticamente igual al de un mono. Simplemente hemos tenido la suerte de desarrollar un cerebro lo suficientemente potente para tomar conciencia de nuestra existencia y superar enormemente al resto de las especies. Sobre lo que diferencia al hombre del resto de los animales, los científicos no se ponen de acuerdo. Muchos animales tienen una cultura que trasmiten dentro de su manada, otros saben hacer herramientas, otros tiene un lenguaje de comunicación entre ellos. Lo que si está claro es que nosotros los humanos, tenemos todas esas habilidades a la vez y además muy aumentadas sobre el resto de los animales. Somos la especie dominante en la Tierra.

Con los argumentos anteriores, para razonable pensar que también existiría la posibilidad de que un animal se planteara el sentido de la vida. Aunque no puedan, al menos tienen el mismo derecho que nosotros. Si le preguntas a un biólogo experto en ADN, te confirmará que un chimpancé tiene casi el 99% del derecho que tú tienes a plantearse el sentido de su vida. Si juntas a un antropólogo de Atapuerta y a un abogado de la ONU experto en derechos humanos, los encierras en una habitación y les dices que discutan si el hombre de Neandertal, que empezaba a hablar con un lenguaje tosco, y destripaba con piedras afiladas a los animales, tendría derecho a que se le aplicaran los derechos humanos, probablemente acabarían poniéndose de acuerdo en que sí. Precisamente este fin de semana se ha publicado un reportaje divulgativo en el diario El País sobre los Neandertales, que habitaron Europa hace 200.000 años y que todavía no sabemos como desaparecieron, para ser sustituidos por el Homo sapiens que colonizó Europa.

Reconstrucción de un niño de Neandertal

Como la evolución, tanto del Universo, como de las especies en la Tierra es un proceso tan lento y tan progresivo, resulta muy difícil determinar el punto de inflexión que nos hace especiales, que nos da derecho a plantearnos el sentido de la vida y que nos da la libertad de disfrutar de la misma y reflexionar en todas estas cosas.

¿Y cómo hemos llegado hasta lo que somos? Pues básicamente, por la evolución de las especies. ¿Y como evolucionan? Por combinaciones aleatorias de ADN. Si la combinación que se forma cuando nace un nuevo individuo produce una vida más adaptada del mismo al entorno del planeta Tierra en el que vive, pues se reproduce más, y va mejorando la especie en detrimento de otras mutaciones menos válidas.

¿Entonces nuestra vida que es? Básicamente un proceso aleatorio, resultado de otros procesos aleatorios anteriores. Cuando nacemos se inicia el proceso aleatorio de nuestra existencia. Como buen proceso aleatorio tiene una media que se traduce en los diferentes aspectos del físico de nuestro cuerpo y de nuestro cerebro. Es decir, nacemos condicionados por la mezcla aleatoria de los genes del ADN de nuestros padres y además ligeramente mutados. Pero a partir del nacimiento nos incorporamos al mundo y se inicia el proceso aleatorio, la media ya la tenemos, pero la varianza es también muy alta. La educación, el entorno, la situación social y la propia varianza del proceso aleatorio determinarán nuestra vida. La misma podrá ser larga o corta, pero siempre tiene un final.

Muchas veces las personas se quejan de que la vida es injusta, o que está siendo injusta con ellos. Si te ocurre eso piensa que la vida no es justa ni injusta, no es nada más que un proceso aleatorio. ¡ Disfruta de su realización y controla la varianza !

martes, 12 de febrero de 2008

Áreas del pensamiento

¿Alguna vez te has parado a pensar cuales son los temas en los que ocupas el tiempo de pensamiento y reflexión de tu cerebro?. Me refiero a esas cosas que te preocupan lo suficiente como para dedicarles un tiempo de CPU de esa computadora biológica llamada cerebro, de la que la naturaleza nos ha dotado a los humanos.

El otro día, me desperté más temprano de lo normal, y volví a pensar en esto. Después de reflexionar un rato creí haber encontrado una clasificación para los temas de mis pensamientos, lo que podrían ser las zonas o áreas del pensamiento.

La primera de ellas sería el área que comprende los pensamientos y preocupaciones relacionados con la familia y los seres queridos. Aquí se incluyen según los casos, el esposo/a, los hijos, el novio/a, los padres, los hermanos, etc. Son todas aquellas personas que te importan y a las que te debes en mayor o menor medida. En el caso de hijos pequeños, el esfuerzo mental puede ser de los más importantes, puesto que la responsabilidad sobre su educación recae sobre ti. Cuanto mayor es la debilidad de la persona, mayor es el esfuerzo mental que te puede implicar. Aunque fundamentalmente incluyo aquí a la familia, en algunos casos, determinados amigos pueden incluirse en este apartado.

La segunda área es la relacionada con el trabajo. La mayor parte de personas que tenemos un trabajo, ocupamos alrededor de 8 horas diarias en el mismo. Sin embargo, la dedicación mental al mismo puede ser muy variable. No es lo mismo ser el dueño de una empresa, que el responsable de un departamento, que estar realizando una tarea repetitiva en una cadena de producción. Para muchas personas el trabajo es una parte fundamental de su vida y les realiza como persona. Para otras, el trabajo es una mera forma de conseguir un salario para vivir. Entre los extremos existen por supuesto posiciones intermedias. Obviamente el trabajo no es sólo una forma de ganar de dinero, para muchos es también una forma de situarse socialmente y algunos casos una competición o reto personal por llegar más alto o tener más poder. Para otros el trabajo es una pasión, algo que les gusta hacer y les llena de emociones y alegrías no necesariamente económicas. Muchos científicos se incluyen en este caso. La relación de cada persona con su trabajo es particular y puede variar a lo largo de la vida en función de muchas cosas, entre ellas la necesidad de dedicación a la primera de las áreas.

La tercera área de pensamiento es la relacionada con el mundo que nos rodea. Aquí se incluyen todos nuestros pensamientos relacionados con la política, la economía, la tecnología, los avances científicos, la contaminación, el cambio climático, las guerras, la violencia, la injusticia, el hambre y la pobreza en el mundo, etc. Son precisamente los temas relacionados con las noticias que se cuentan en la prensa y en los informativos de radio y televisión. La dedicación de nuestros pensamientos a estos temas también es muy variable entre personas. Hay quien pasa de la política o hay quién está muy implicado en ella. Hay quien dedica su vida a una ONG y hay quien no se siente responsable de los problemas de la humanidad. Hay quien vive de espaldas a los avances tecnológicos y hay quien es un friki de la tecnología. Pienso que la cultura de una sociedad está íntimamente relacionada con la información que consume sobre lo que pasa en el mundo. Y no me refiero sólo a los informativos, sino también a programas divulgativos de radio, televisión y ensayos de prensa, que hagan meditar a las personas sobre lo que ocurre en nuestro planeta, que sean conscientes de la realidad y que puedan extraer sus propias conclusiones. A los niños en las escuelas se les enseñan muchas cosas, pero desafortunadamente no se les enseña a analizar el mundo que les rodea y a extraer sus propias conclusiones. Al final, siguen más los acontecimientos de un reality show de la TV, que otras cuestiones mucho más importantes que tendrán una gran influencia en su futuro. No hay nada peor que la ignorancia.

La cuarta de las áreas del pensamiento es la que más dificultad entraña para ser definida. En un principio, en mi caso, la vi clara. La cuarta área es el Universo, entendiendo como tal, la inmensidad del mismo, la pequeñez de la Tierra, las leyes universales de la física y los misterios y temas por resolver relacionados con el mismo, como su origen, su futuro, sus dimensiones, etc. Cuando me pongo a pensar en el mismo, los problemas del planeta Tierra parecen menudencias y su importancia queda fuertemente acotada. La mejor manera de entender a lo que me refiero es fácil, basta con ver algunos capítulos de una obra maestra de la divulgación científica, la serie de TV Cosmos de Carl Sagan. Fue a principios de los 80, cuando apenas acababa de entrar la TV a color en mi casa, cuando pusieron Cosmos en la tele. Era una serie que emocionaba, y hacía pensar en cosas en las que nunca habíamos pensado. Lo único que sabíamos del Universo por la escuela era la lista de los 9 planetas de memoria. Aquí se contaba mucho más. Fue la primera vez que pensé en esta cuarta área y desde entonces, cualquier información sobre la misma, la consumo con pasión. Comprender el Universo y las leyes que lo rigen, no está de momento al alcance del cerebro humano y probablemente nunca lo estará, quizá porque el cerebro humano en un simple producto casual del mismo y no está formado para poder entenderlo. En cualquier caso, se ha evolucionado mucho en la comprensión del mismo, pero conforme se avanza y se descubren nuevas cosas, aparecen otras lagunas por resolver. Precisamente, una de esas lagunas, es una pequeña partícula subatómica denominada Boson de Higgs, que predice la física cuántica pero que nunca se ha podido localizar y que si no hay más retrasos será confirmada (o no) este año 2008 mediante el enorme acelerador de partículas que se está acabando cerca de la ciudad de Ginebra, el Large Hadron Collider (LHC). Sin embargo aunque esta partícula aparezca y complete el modelo estándar de la física cuántica, algo tan habitual como la gravedad todavía no puede ser explicado/integrado en el mismo. La materia oscura del Universo es otra incógnita más por explicar.

Hasta aquí terminé esa madrugada con la clasificación personal de las áreas de pensamiento. Sin embargo, durante una cena con unos amigos y tras unas copas de vino, no se como, acabé contándoles esta clasificación. Me escucharon atentos y no se rieron de mí, sino todo lo contrario, algunos de ellos me apuntaron que para ellos existía otra área de pensamiento. Cada uno la comentó a su manera, pero todas ellas convergían en una dirección: el sentido de la vida, que hay después de la muerte, porque existimos, incluso sin llegar a nombrarlo estaban apuntando hacia la existencia de Dios. Entonces me quedé sorprendido. En mis pensamientos había olvidado por completo estos pensamientos e ideas tan antiguos como la humanidad. Había pasado por alto la religión. Como dice Eduard Punset “Dios es cada vez más pequeño y la ciencia es cada vez más grande."

Cuando en mi vida personal me aparecen problemas en las dos primeras áreas de pensamiento, pienso en la tercera área de pensamiento, en todos los problemas mucho más graves que pasan en el mundo. Cuando todas la noticias son malas, me pongo un capítulo de Redes o uno de Cosmos e intento abrir mi mente. Pero a pesar de todo somos humanos, somos algo físico y necesitamos de los pequeños placeres de la vida para ser felices, así que nunca viene mal alimentar nuestro cuerpo y mente con estos placeres: el sexo, la gastronomía, la cultura, la música, el cine, el teatro, la práctica de un deporte, salir con los amigos, etc, etc. ¡Sed felices!