jueves, 26 de julio de 2007

País de hormigón

Tras visitar la Universidad donde trabajo, el director de un departamento de desarrollo de una importante compañía multinacional me confesó sentirse impresionado y a la vez extrañado. Por un lado estaba impresionado por la Universidad que acababa de visitar, tanto por su tamaño, como por la cantidad y la calidad de la investigación que se estaba desarrollando allí. Esto primero no es de extrañar, porque en Europa todavía se tiene la imagen típica de España, de un país de folclore, sol, siesta y fiesta.

Lo segundo que me confesó, es mucho más interesante y un tema para reflexionar seriamente. Sus palabras fueron más o menos estas (traducción del inglés).

- Con la intensidad de la investigación que hacéis aquí y la gran cantidad de estudiantes que formáis, ¿cómo es que hay tan pocas empresas de tecnología en España? ¿Qué hacéis con estos resultados? ¿Dónde van a trabajar vuestros estudiantes?

Esta reflexión ya se me había pasado muchas veces por la cabeza. También recuerdo haberla comentado con personas de mi ámbito que compartían esta misma idea o parecidas.

¿Comparten esta inquietud los dirigentes de la Universidad y los políticos?

Los primeros estoy seguro que la conocen, creo que también la comparten e incluso algunas veces, tímidamente la comentan. Sin embargo, un exposición pública, crítica, abierta y sin tapujos de esta realidad, parece que no es políticamente correcta. Hay que decir en su favor que se están aplicando programas para dar a conocer la investigación de la Universidad a las empresas, aunque desgraciadamente en la mayoría de casos estos esfuerzos caen en saco roto porque las empresas no se sienten atraídas o tienen dudas y/o desconfianza.

De lo segundos, más que rabia, me da vergüenza hablar. Especialmente de los que me pillan más de cerca, cuya política apuesta firmemente por el tópico de país de sol, turismo y fiesta, pero eso si, revestido del glamour que dan las velas al viento, o el brillo de las carrocerías de fibra de carbono de los monoplazas. Todo el esfuerzo para fomentar las empresas de base tecnológica consiste casi, casi, en inventarse unos premios, los Nova, que no entiendo muy bien, o en conseguir que no se les vaya la Ford de Almussafes.

Está claro que el turismo es una gran fuente de riqueza para nuestro país y hay que seguir fomentándolo de una manera sostenible, pero:

  • ¿Estamos predestinaos a seguir siendo principalmente un país de vacaciones y fiesta?
  • Si España fuera un país de clima frío y de cielos cubiertos, ¿tendríamos más tecnología?
  • ¿Por qué Finlandia, un país sin trascendencia en la historia y prácticamente despoblado es el líder en tecnología de telefonía móvil?

Es un tema complicado y una pescadilla que se muerde la cola. Si no hay empresas de tecnología en las que invertir, el capital apuesta por la construcción y el turismo. Si no hay capital riesgo, no se crean empresas de tecnología.

El boom de la construcción se venía venir. Hace unos pocos años estuve en Londres por temas de trabajo y quedé con mi primo que trabaja allí desde hace años (por cierto, España exporta egresados de enfermería y medicina a UK). Me comentó que acababa de leer una noticia en un diario londinense que comentaba una estadística muy interesante que se había hecho en el Reino Unido. Los resultados estimaban que tras la jubilación, a un 70% de británicos les gustaría irse a vivir a otro país, y de ese 70%, aproximadamente un 70% quería venirse a España. Multiplicando porcentajes obtenemos que aproximadamente el 50% de los británicos quiere venirse a vivir a la piel de toro cuando se jubile.

De Alemania o de otros países del norte de Europa no conozco estadísticas, pero me imagino que el interés es muy similar, a juzgar por el incremento de población europea en la costa de Alicante o la progresiva compra de Mallorca por los Alemanes.

Construcción y hormigón riman con corrupción. Todo es pelotazo y dinero fácil. Es muy difícil que en el contexto actual un inversor apueste por empresas de tecnología con alto riesgo y gran dedicación, cuando una buena recalificación, un PAI donde toca o una buenas relaciones con un alcalde proporcionan unos beneficios rápidos, fáciles, sin riesgos y con unas plusvalías extremadamente atrayentes.

El peligro de todo esto es que estamos cambiamos nuestro territorio por Audis, Mercedes y BMWs. Los alemanes nos venden coches de alta gama, cargados de nuevas tecnologías que han colaborado a la creación de muchos puestos de trabajo de calidad en Alemania. Estos coches son un bien perecedero y a los pocos años su valor es cero. Sin embargo, ellos nos compran con ese dinero que ganan terrenos y casas, un valor de por vida.

La Unión Europea ya nos ha dado un toque. No se puede explotar el territorio de esa manera. Esperemos que la ligera crisis de la construcción en la que nos encontramos sirva para verle las orejas al lobo y que alguien sea capaz de darle una salida al potencial que tenemos en la Universidad. O quizá la Universidad tiene que revelarse desde dentro, aunque no se si está todavía preparada.

1 comentario:

Mon dijo...

Sin duda es algo sobre lo que habría que pensar profundamente. Mi experiencia personal no hace más que darte la razón en algunas de las cosas que has dicho. El otro día, estudiando en la biblioteca del pequeño pueblo costero de Alicante donde paso los veranos se me acercó un señor de unos 50 años que resultó ser noruego (yo me voy el 6 de Agosto a ese país a acabar teleco) y empezamos a hablar en castellano (el señor sabía ingés pero quería que hablásemos en español para ir mejorándolo). La conversación duró lo que mi cigarrillo, suficiente para corroborar lo que tú piensas. El señor, profesor de escuela en Noruega, me preguntó si en españa había mucho trabajo para los telecos. Yo contesté que no y él me replicó que en su país el sector no paraba de crecer y de generar puestos de trabajo. Cuando le pregunté si estaba en algún hotel de los alrededores me replicó que hace unos años había comprado con parte de sus ahorros una casa en el pueblo y que pasaba sus vacaciones aquí desde entonces. Lo dicho, mientras otros países construyen y refuerzan sus economías nosotros seguimos a lo nuestro, al "Spain is different" de la época de Franco algo maquillado.